Maurits Cornelius Escher
Anteriormente había mencionado la influencia que tiene este dibujante y artista holandés mi trabajo. Escher, tras estudiar el grabado sobre linóleo en Arnhem, entre 1919 y 1922 estudió en la Escuela de Arquitectura y Diseño Ornamental de Haarlem. He ahí una razón de su estilo tan preciso y arquitectónico.
En 1922 se trasladó a Italia, donde vivió por un tiempo. Viajó por Suiza y Bélgica, hasta establecerse definitivamente en Baarn, una pequeña localidad holandesa en el año de 1941.
Se dice que a esas alturas, la fama del artista ya se había extendido por todo el mundo, por esa razón, cuando en 1954 decidió exponer sus trabajos más recientes en Washington, logró vender más de cien grabados que había seleccionado para la ocasión, acto verdaderamente difícil de lograr.
En su camino por desarrollar su estilo, Escher comenzó a relacionarse con dibujantes técnicos, arquitectos y teóricos de las matemáticas. Con ellos, reconocía identificarse mejor que con la práctica de los artistas plásticos. Por lo tanto, no es de sorprenderse que, en 1958, Escher llegó a plasmar por escritos algunos de sus principios teóricos.
La obra de Escher, caracterizada pues por el estudio detallado de los efectos ópticos y del motivo decorativo, constituye una de las más originales del siglo pasado. Éste buscaba las contradicciones de la perspectiva tradicional, creando entornos e imágenes imposibles.
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